miércoles, 15 de marzo de 2017

El niño de un año

El niño de un año goza de una importante posición social en la familia. Frecuentemente ocupa el centro del grupo. Él bebe manifiesta una tendencia significativa a repetir las acciones que le han sido festejadas, situación que será el primer acercamiento a su identidad. Por ahora tu bebe es capaz de sentir miedo, cólera, afecto, celos,  ansiedad y simpatía. Él bebe abre paso a sus primeros sentimientos por lo que será fundamental para familiarizarlo con ellos contrario a reprimir sus emociones. Es la edad de la vulnerabilidad cuando se le acercan desconocidos o bebes de su misma edad de ahí que la recomendación es iniciarlo hacer contactos esporádicos para iniciarlo a socializar.

Personalidad del niño de 2 años

Dieciocho empieza a reclamar lo “mío” y a distinguir entre y yo. Le agrada el juego espontáneo y ensimismado (solitario) puede observar a un recién llegado, un adulto, un extraño con concentrado interés. Su interés por socializar es muy limitado y no porque sea aislado, porque su temperamento como experiencias recién se están acomodando a las situaciones sociales, a esta edad reacciona de manera inmediata a los cambios de la rutina o toda transición brusca. Así que no intentes durante esta edad que tu bebe socialice como lo haría un niño de tres años, mucho menos le propicies cambios bruscos como llevarlo a la escuelita, sacarlo del nido familiar le crea una impactante experiencia. Uno posee un sentido limitado de identidad. Dieciocho empieza a reclamar “mío” sin tener un sentimiento bien definido de la posesión personal. 
Dos ya usa la palabra “mío” manifestando un interés inconfundible por la propiedad de cosas y personas. Dos es egocéntrico en buena medida e incluso puede parecer más egoísta que dieciocho porque tiene un sentimiento de sí mismo mas vigoroso. Si a los dos años le dices a tu bebe que comparta sus juguetes sin darte cuenta estarás creando en él o ella una tremenda crisis interna porque justo ahora tu pequeño está en la etapa de egocentrismo mas pronunciado así que dale tiempo a que tenga tres para iniciarlo en el acto de compartir sus juguetes.

Personalidad del niño de 3 años

Con Tres se puede tratar, él o ella saben con claridad que ya son grandes. Son capaces de negociar transacciones reciprocas, sacrificando satisfacciones inmediatas ante la promesa de un beneficio posterior. Es típico su fuerte deseo por agradar, su docilidad y la gran exigencia de examen mental que deben hacer cuando de responder a la familia se trata. Es tal su sentido de colaboración que puedes llegar a escucharle decir ¿está bien así? Lo cual no significa una blanda sumisión por el contrario es una favorable reacción de adaptabilidad. Para esta edad la sociabilidad con sus iguales se hace necesaria por lo que integrar al pequeñito a pequeños círculos de amigos e incluso llevarlo a la escuelita le ayudara considerablemente a continuar reforzando su sentimiento de adaptabilidad. Por otro lado, dado que su adaptabilidad esta tomado su curso no sucede lo mismo con sus experiencias emocionales, solo se hallan integradas en cierta parte, sus temores están a menudo altamente localizados. Puede tener terror a los zapatos de goma, temblar ante el movimiento de un juguete mecánico o electrónico, ante una cara pintada o padecer terrores nocturnos lo cual será pasajero. Bajo este antecedente lo ideal es ayudarles a atravesar los desestabilizantes que llegase a enfrentar el pequeñito dándoles confianza, aceptando sus crisis, esperando a que se recuperen o sacándolos del entorno que los provoca pero nunca  involucrar las emociones adultas ante las crisis infantiles  porque solo agudizas la inestabilidad emocional en los niños.

Personalidad de los preescolares

Cuatro representa una interesante combinación de independencia y sociabilidad. Su confianza en si mismo y en los hábitos personales, su seguridad en las afirmaciones, cierto aspecto de sargento y enfático dogmatismo contribuyen hacerlo más firme e independiente que tres. Cuatro realiza las tareas con más cuidado, demuestra mayor control de sí mismo, efectúa mas comentarios sin que nadie se los pida. Sus juegos muestran una mezcla de independencia y sociabilidad. Realiza mayor número de contactos sociales y pasa mayor tiempo en una relación social. A menudo tiene arranques repentinos y tontos portándose deliberadamente desastrosamente con toda intensión. Pero esto no se debe a impulsos antisociales su deseo es más bien provocar reacciones sociales en los demás. La clave para comprender la psicología del niño de cuatro es su enorme energía unida a una organización mental por la que está atravesando por lo que ahora las reglas cobran un importante significado para ser establecidas pues el niño es más consciente de sus propias emociones y de lo que está propiciando en otros.
Lo que mas agrada al niño de cinco años es jugar con niños de su misma edad, algunos prefieren los de su mismo sexo, algunos del sexo opuesto. Puesto que es tan hogareño, cinco depende en alto grado de los niños que pueda encontrar por el vecindario, la mayor parte de los niños de esta edad juegan mejor al aire libre que dentro de sus propios patios o jardines.

Personalidad de los escolares

Seis es una edad de prueba para un padre o una madre. Este comentario puede parecer exagerado pero se adapta a las tensiones sociales que vive el niño de seis años. Ningún otro periodo es tan exigente para el niño como el de seis. Es la etapa de los estallidos emocionales, de una sensibilidad exacerbada, la vida se torna para el niño mucho más complicada así que lo más recomendable para los padres es actuar hacia ellos con mayor prudencia. Es la edad en que deben evitarse los choques directos con el niño. Seis es altamente sensible a sus estados de ánimo, tensiones y emociones de sus padres aunque estos crean que han ocultado sus emociones ante el niño. Seis descubre de manera rápida cualquier cambio de expresión facial y reacciona de mala manera al levantamiento de voz. Aunque se le describe como peleado con la madre en realidad es sumamente ambivalente puede decir; -te quiero y al minuto siguiente te odio-

Siete es menos empecinado y testarudo que seis. Siete comienza a ser un verdadero miembro de la familia listo para aceptar algunas responsabilidades domésticas. A esta edad muchos niños quieren ayudar haciéndose cargo de algunas tareas hogareñas. Siete no exige compañía como lo hacía a los seis, pasa periodos prolongados a solas. Los juegos de puertas adentro constituyen a veces que el niño se comporte de manera salvaje, siete se comporta de mejor manera que seis aunque probablemente abandone a sus compañeros si las cosas no resultan a su gusto o provoquen una riña. Algunos se resisten a pelear y ocultan sus temores tras una cortina de abundante conversación.

Ocho es “persona” según las normas adultas en función de las relaciones adulto – niño. Se conversa con un niño de ochos años con menor condescendencia. El niño crece y  tiene conciencia de ello como de él mismo, está regido por presiones de crecimiento que le impulsan a contactos positivos con su ambiente, incluso con sus mayores. Es menos pensativo y retraído que a los siete, es más centrífugo, es también más rápido en sus propias reacciones y comprende mejor las reacciones de los demás. Ocho posee tres rasgos  característicos de su conducta: velocidad, expansividad y “valoratividad”. Este último término no se encuentra en los diccionarios pero describe la tendencia dominante del niño a valorar todo lo que le sucede y lo que sucede por su causa.

Nueve esta tan atareado con su propia vida que exige menos de su madre. Ya no es necesario que madre este en casa cuando nueve regresa de la escuela, si bien algunos niños necesitan de alguna nota indicándoles donde se encuentra a muchos niños de esta edad se les puede confiar la casa hasta que la madre regrese. Nueve esta tan atareado con su vida y sus amigos que comparte poco con los padres, excepto cuando hacen algún viaje  en familia. Inician una tendencia a tener amigos especiales, elige como amigo o amiga íntima solo a alguien de su propio sexo, existe una crítica abierta al sexo opuesto. Le gustan los juegos colectivos dotados de cierta organización, son perfectamente naturales en sus modales; pide permiso para levantarse de la mesa,  saluda a las visitas estrechándoles la mano, agradece a su anfitrión. Los padres se deleitan viendo actuar a su hijo o hija en lugar de tener que apuntarles tras bambalinas.